Mi nombre es Amparo, Ampi para algunos y Moana para otros (si, el nombre de este emprendimiento se convirtió en mi nuevo apodo). Tengo 27 años, soy amante de las flores y el arte, tanto que en mis tiempos libres me dedico a la ilustración botánica, como hobby, pero no descarto la posibilidad de hacerlo un trabajo. Así como Moana Ki'i se convirtió en mi trabajo.
En diciembre del 2017 decidí comenzar con este emprendimiento. Cansada de la rutina de la facultad, después de tres años de estudiar arquitectura empecé a descubrir que los programas de diseño que me enseñaban ahí también me servían para hacer cosas que me gustaban, y así sin pensarlo mucho arranqué con la impresión de fotografías.
Moana Ki'i, ¿de dónde viene ese nombre? Quienes me conocen saben de mi amor por Hawái, todos mis cumpleaños en pleno Enero (donde hace un calor infernal y no hay ni un alma en la ciudad), festejo mi cumpleaños con algun detalle hawaiano, si no es la torta es la decoración, o mi ropa. Sabía que este emprendimiento de alguna manera me tenía que representar, y buscando decidí elegir un nombre hawaiano.
Moana significa océano, el lugar en donde quiero estar cuando necesito tranquilidad, a veces me imagino sentada en la orilla del mar escuchando el ruido de las olas que rompen, necesito estar ahí. Ki'i significa imagen, fotografía. La fotografía se suma a la lista de cosas que me gustan, junto al dibujo y las flores. Sentarme una tarde con un te calentito a ver los álbumes de fotos de cuando era chiquita me parece un plan más divertido que mirar Netflix (Netflix te amo pero las fotos te superan). Mirando fotos descubrí historias y personas que no conocía, como a mi abuelo Raúl, no tuve el placer de conocerlo y mi mamá siempre me contaba cosas de él, pero cuando vemos sus fotos las historias aparecen en su cabeza y enseguida me empieza a contar cosas nuevas. Eso es lo que me gusta de las fotos, que atrás de cada una hay una historia para descubrir.
¿Nunca te pasó de estar mirando una foto y acordarte de cuando estuviste en ese lugar? Te invito a que te animes a imprimir tus fotos y descubrir nuevas historias, recordar momentos y llenarte de felicidad viéndolas. Te prometo que una vez que sentís el papel en tus manos no vas a querer volver a verlas de manera digital.